lunes, 16 de enero de 2012

Un guijarro en el lago

Es bueno imaginar, como en una animación, el alcance de cada una de nuestras palabras, así como de nuestras acciones.

No estamos aislados, formamos parte de diversos sistemas. Así como la tierra está en el sistema solar y si nuestro planeta o el sol, la luna u otro elemento produce una acción, ésta repercute inexorablemente en dicho sistema.
Si preferimos observar las consecuencias en algo más pequeño, imaginemos un lago, sus aguas quietas y de pronto cae un pequeño guijarro sobre la superficie y la atraviesa, hundiéndose. Podemos imaginar que esa masa de agua ha sufrido una alteración importante, por muy pequeño que el objeto haya sido, más aún, no importa sobre qué parte del lago haya caído, igualmente toda su masa líquida se habrá alterado, su sistema hídrico reacciona frente al cambio. Seguramente hay un sistema biológico, conformado por animales y vegetales, que también se alterará en tiempo y forma.
La estructura de ese lago cambia, es decir que pequeños movimientos pueden llegar a producir grandes cambios, como alterar una estructura compleja desde un minúsculo acto.






De igual manera la "magia" de nuestras palabras y acciones moviliza alguno de los sistemas de los cuales formamos parte, alterando sus elementos y fundamentalmente el resultado final. Si somos conscientes de este movimiento, podremos generar los cambios beneficiosos, aquellos que nos permitan alterar estructuras que quizás nos están oprimiendo o impidiendo crecer.
Cuando la estructura social, familiar,laboral a la que pertenezco me limita, me impide aprender, avanzar, es necesario provocar un ínfimo movimiento, quizás se trata de expresar este sentimiento, o de cualquier acción individual o compartida, que genere una alteración en la estructura y por allí, por ese pequeño hueco de movilidad, comenzar a alterar la realidad, en busca de algo mejor.



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