Es verdaderamente interesante el concepto de "ser maestros" en reemplazo de "se copian de mí".
Suele ocurrirme en procesos de coaching con líderes muy carismáticos, o ejecutivos visiblemente exitosos que los escucho quejarse de sus imitadores. Sienten que las personas que los emulan, que intentan reproducir con cierto disimulo sus acciones, su estilo o sus ideas, de alguna manera "roban sus esfuerzos".
Y quizás no les falta razón, pero en este intento de resignificar las palabras, de dotar con otra implicancia los hechos, cambia sustancialmente la dimensión de aquello que tanto molesta y hasta genera sentimientos de orgullo y agradecimiento por verse convertidos en "ejemplos", en lugar de ser agredidos por "saqueadores de creatividad ajena".
Ser maestro significa dar, entregarse al otro, para lograr su crecimiento, acompañar el desarrollo personal, labrar el mañana, ya que es necesario tener fe en la capacidad del alumno, creer en aquello que transmite y ser capaz de sembrar para esperar los resultados.
La creatividad, la innovación, el ingenio, no suelen abundar, es necesario a veces, copiar para continuar, lo importante es que esta copia se transforma normalmente en una excelente oportunidad de aprendizaje.
Agradezcamos entonces a nuestros imitadores, ya que ellos nos permiten "ser maestros".
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