Si algo podemos
afirmar, basados en la frase del célebre Arthur Schopenhauer es que: “El cambio
es la única cosa inmutable”
Vivimos en una
especie de vorágine, de cambio constante y es necesario por una parte
adaptarnos a esta situación, pero quizás al igual que hace la medicina sea
importante prevenir los cambios que se avecinan y más aún… “generar cambios”,
como verdaderos artífices de nuestro destino.
Las empresas que
no se entregan a esta necesidad de ser flexibles, de adaptarse o
de crear las condiciones para avanzar haciendo los cambios
necesarios, basadas en su propio historial, frecuentemente se enfrentan a
serios problemas, que ponen en peligro su continuidad.
Pareciera
desprenderse de estos conceptos la idea de que el cambio es la clave de la
permanencia y estoy convencida que de eso se trata: cambiar para persistir.
Ninguna empresa
puede cambiar si no cambian sus directivos.
Dice Marc
Thiebaud: “En el cambio necesitamos directivos que se transformen y se
movilicen más que administrativos de la conformidad”
La gestión del
cambio es en realidad la gestión de las emociones, comienza por ser un proceso
personal y de allí trasciende hacia lo grupal, creando una realidad empresarial
rica en emociones diversas, que irán apareciendo en las múltiples fases del
proceso.
Víctor Frankl,
célebre y respetado psicoanalista, sobreviviente de un campo de concentración
nazi, nos dice que: “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos
encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.”
En esta frase se
está refiriendo a su traumática experiencia en Auschwitz, si él pudo llenar de
sentido su existencia en el horror, aceptar la imposibilidad de cambiar ese
entorno y ser tan lúcido y flexible como para cambiarse a sí mismo y
sobrevivir, estoy convencida que nosotros podemos afrontar las crisis, superar
los inconvenientes y mutar.
Subyace en cada
directivo la posibilidad de reinventarse, de volver a empezar, de superar sus
limitaciones, de transformarse.
Trabajar sobre nuestras
creencias, analizarlas, descartar aquellas que nos limitan es el reto.
Enhorabuena Liliana. Mestizaje inteligente, sensibilidad y conocimiento.
ResponderEliminarTodo un lujo que disfrutaré despacio como el buen vino.
Estoy impaciente por seguir saboreándolo.
Enhorabuena Liliana.
ResponderEliminarMestizaje inteligente, sensibilidad y conocimiento.
Disfrutaré tu blog despacio como el buen vino.
Ya estoy impaciente por seguir saboreándolo.