Cuando ocurre el
aprendizaje se produce un cambio, la sucesión de estos cambios nos transforma.
Ahondar en
nuestras creencias, desenmascarar sus causas, escondidas en nuestro pasado, es
el primer paso hacia el cambio.
A lo largo de nuestra
vida hemos ido formando las creencias que luego
confundimos con la verdad, llegamos a convencernos que son hechos y no
opiniones o juicios.
Partiendo de la
base que las creencias son normas para vivir, que pueden ser potenciadoras o
limitadoras, podemos creer en lo que queramos.
Mirar hacia el
pasado en busca del nacimiento de las creencias, sólo con el objeto de
desenmascararlas y no en la búsqueda de excusas que justifiquen nuestro hacer,
es el primer paso hacia un cambio profundo y perdurable.
El ejecutivo que
enfrenta un proceso transformador, que logra detectar sus creencias y
diferenciarlas de la realidad va hacia el logro de esta transformación.
El trabajo de
aprendizaje entonces nace en lo particular, en el individuo, para luego expandirse hacia el entorno, permitiendo que
el líder conduzca la gestión del cambio empresarial.
El coaching es hoy
el medio ideal para que los individuos y los equipos allanen el camino hacia la
realización de sus objetivos, superando las creencias limitadoras para desarrollar su potencial, dejando de
lado los prejuicios y facilitando el estar abierto a nuevos aprendizajes,
acompañando sus logros y ayudándolos a mejorar la conexión con los demás.
En lo personal es
un apoyo fundamental para tratar con los desafíos y objetivos propios del
individuo, permitiendo que éste influya
en lo organizativo, motivando la realización de los proyectos y la mejora del
rendimiento en los miembros de la organización.
El coaching ayuda
a analizar, aceptar y mejorar la visión de sí mismo y del entorno en el que
desarrolla su accionar.
El cambio de
creencias constituye una poderosa herramienta del coaching, que permite abrir
el camino hacia un gran cambio, haciéndolo avanzar rápidamente hacia el logro
de sus objetivos.
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