Nuestros miedos, como sombras inquietas, se enseñorean de nuestros pensamientos, dando mayor intensidad al malestar. Desarrollamos variedad de posibilidades, todas ellas negativas, alrededor de los temas preocupantes.
Es verdad que tenemos razones para preocuparnos, lo inteligente entonces, es mantenernos lúcidos, con nuestra mente clara, para hallar soluciones y no regodearnos con los problemas.
Quizás una herramienta eficaz para lograrlo sea elegir un "tiempo para preocuparse" y sólo allí dar rienda suelta a las ideas en cuestión. Si programamos una hora al día de concentración en los problemas que nos perturban, seguramente cambiará el enfoque, le daremos la justa entidad que corresponde y hasta hallaremos la mejor solución.
El primer beneficio que obtendremos será liberar nuestra mente durante las 23 horas restantes de cada día, aplicando ese tiempo de manera productiva y positiva. Esa misma liberación nos mantendrá con la energía más alta, estaremos más fuertes para afrontar las dificultades. No se solaparán los pensamientos negativos con el resto de nuestros temas.
¿Podrías programar un "tiempo para preocuparse" en tu vida diaria?
¿Serías capaz de respetarlo?
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