Cuando regresaron a su casa por la noche, su padre les dijo:- Me he enterado que habéis estado jugando con las gaviotas. Coged algunas mañana para que también yo pueda jugar con ellas.
Cuando al día siguiente los niños se dirigieron a la orilla del agua, ninguna gaviota vino a volar cerca de ellos. Se quedaron lejos planeando por los aires."
Historia china del libro de Alejandro Jodorowski: La sabiduría de los cuentos
Cuántas veces en la vida, al igual que el padre de estos niños, deseamos hacer aquello que le sale tan bien a otra persona. Parece tan fácil!...
Si nos tienta pensar que solamente es estar en el lugar del otro, para desarrollar su misma acción, obteniendo los mismos resultados, o quizás superiores.
Desconocemos las capacidades propias del actor en cuestión, su manera de relacionarse con el entorno, básicamente ignoramos las diferencias, olvidando que cada uno es único e irrepetible y por lo tanto aún estando en el mismo sitio, con el mismo entorno, no obtendremos los mismos resultados.
¿Celos? ¿Competitividad? ¿Falta de creatividad?
Quizás lo más importante de esta reflexión no sea nombrar la razón que motiva esta actitud, de muchas maneras podemos nombrarla, lo supremo sería dominarla, cada vez que aparezca la tentación de subestimar las acciones ajenas, bueno sería ignorarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario