Ser auto-escultores es liberar lo que vive en nuestro interior, para decir como Miguel Ángel:
Vi el ángel en el mármol y tallé hasta que lo puse en libertad.
Podemos ser escultores de una maravillosa figura viva, inteligente, independiente.
Crear golpe a golpe y caricia a caricia la escultura que nos representa en el ambiente en que deseamos entronizarla, con una materia flexible que acepta los cambios.
Sencillamente es la gran oportunidad de ser aquello que deseamos, dotar a nuestra figura de alas, de equilibrio, formas, espacios...
Ser un auto-escultor es tener la capacidad de tallarnos para vivir la vida a nuestra manera, es ejercer la libertad de optar, sin padecer el límite que nos imponen las creencias, los juicios, la mirada externa.
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