Desde el miedo hasta las promesas de recompensas celestiales, hemos sido objeto pasivo de intentos de dominación por la fe.
Sin embargo hay otro camino íntimo, real, profundo, dentro de cada individuo, en su emocionalidad pero sobre todo en su aprendizaje personal, en su capacidad de descubrimiento. Ese es el camino de la fe propia, la que nos permite creer en lo que nosotros mismos creemos y confiamos. Depositar nuestra confianza en algo que reconocemos superior a nosotros, es una cuestión de fe.
Creer en los intangibles, en aquello que no vemos y sin embargo sabemos que es valioso, que existe, que permite la convicción en su fuerza y en su poder.
Saltearse los ritos, los intereses creados, las promesas ajenas, simplemente creer en aquello que nos inspira confianza suficiente como para depositar en su accionar la esperanza en que va a ocurrir, sentir la certeza y actuar con el convencimiento del logro.
Según Frank L. Wright
Lo que siempre pasa es aquello en lo que uno cree realmente; y creer en algo hace que pase.
El poder de lograr que algo pase, simplemente por que así lo creemos, es el verdadero secreto de la fe.
Quien muy claramente lo refleja es el filósofo alemán Goethe, en estas palabras:
"...en el momento en que uno se compromete de verdad, la providencia también lo hace. Toda clase de cosas comienzan a ocurrir para ayudar a esa persona, cosas que sin su previo compromiso jamás habrían ocurrido.
Todo un caudal de sucesos se pone en marcha con aquella decisión, ayudándole por medio de incidentes inesperados, encuentros insospechados y ayuda material que nadie hubiera soñado que pudieran ocurrir
Si sabes que puedes o crees que puedes, ponte en marcha. La audacia tiene genio, poder y magia. Comienza ahora, ponte en marcha."
Es cuestión de fe, no somos víctimas pasivas de maleficios desconocidos, de crisis inoportunas, de rechazos ajenos o simplemente de la mala suerte, busquemos dentro nuestro la creencia potenciadora que nos permita lograrlo.
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