A menudo pertenecemos a grupos humanos, interesantes, con diferentes grados de satisfacción y compromiso.
Es bueno sentirse integrado, formando parte de un todo, pero no significa ésto que cada uno de estos grupos sea un verdadero equipo.
Es bueno sentirse integrado, formando parte de un todo, pero no significa ésto que cada uno de estos grupos sea un verdadero equipo.
Para lograrlo, sus miembros deben ser capaces de: •
Interrelacionarse
Ser leales consigo mismo y con los demás
Tener autocrítica y crítica constructiva
Perfeccionarse para lograr la superación
Para lograr su desarrollo, es necesario además:
que la comunicación sea fluida
que se escuche a los otros y se manifiesten los desacuerdos
que exista respeto entre las personas
que se de un nivel mínimo de real comprensión por el otro
y que haya algún grado de afecto entre los integrantes.
Hasta aquí las definiciones de lo que debe significar el formar equipo, referido a equipos profesionales de alto rendimiento, pero vayamos más allá y comencemos a analizar, despaciosamente, nuestras actitudes personales con respecto a cada grupo al que pertenecemos, por ejemplo, los amigos, nuestra propia familia, preguntarse a uno mismo:
¿Cuánto tengo de leal?, ¿Cuál es mi capacidad de mirarme a mí mismo, ser objetivo y criticar mis propios fallos?¿Tomo la buena relación familiar como una meta a alcanzar? ¿Qué esfuerzo estoy realizando para superarme por alcanzar ese logro? ¿Cada vez que tomo una posición crítica con respecto a los demás, soy justo y objetivo?
Luego demos otro paso para avanzar en este tema y comprobemos cuánto aportamos cada uno de nosotros para lograr una comunicación fluida, si somos receptivos, si escuchamos con el corazón, libres de prejuicios, si nos esforzamos por comprender, empatizar, ponernos en el lugar del otro.
¿Seremos capaces de ser honestos con nosotros mismos? ¿Qué propuestas de cambio obtendremos a partir de este análisis?
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