miércoles, 29 de febrero de 2012

ser equipo

A menudo pertenecemos a grupos humanos, interesantes, con diferentes grados de satisfacción y compromiso.
Es bueno sentirse integrado, formando parte de un todo, pero no significa ésto que cada uno de estos grupos sea un verdadero equipo.
Para lograrlo, sus miembros deben ser capaces de:      
Interrelacionarse 
Ser leales consigo mismo y con los demás 
Tener autocrítica y crítica constructiva 
Perfeccionarse para lograr la superación

Para lograr su desarrollo, es necesario además: 
  
que la comunicación sea fluida 
que se escuche a los otros y se manifiesten los desacuerdos 
que exista respeto entre las personas 
que se de un nivel mínimo de real comprensión por el otro 
y que haya algún grado de afecto entre los integrantes. 

Hasta aquí las definiciones de lo que debe significar el formar equipo, referido a equipos profesionales de alto rendimiento, pero vayamos más allá y comencemos a analizar, despaciosamente, nuestras actitudes personales con respecto a cada grupo al que pertenecemos, por ejemplo, los amigos, nuestra propia familia, preguntarse a uno mismo:
 ¿Cuánto tengo de leal?, ¿Cuál es mi capacidad de mirarme a mí mismo, ser objetivo y criticar mis propios fallos?¿Tomo la buena relación familiar como una meta a alcanzar? ¿Qué esfuerzo estoy realizando para superarme por alcanzar ese logro? ¿Cada vez que tomo una posición crítica con respecto a los demás, soy justo y objetivo?
Luego demos otro paso para avanzar en este tema y comprobemos cuánto aportamos cada uno de nosotros para lograr una comunicación fluida, si somos receptivos, si escuchamos con el corazón, libres de prejuicios, si nos esforzamos por comprender, empatizar, ponernos en el lugar del otro.
 
¿Seremos capaces de ser honestos con nosotros mismos? ¿Qué propuestas de cambio obtendremos a partir de este análisis?
 

domingo, 19 de febrero de 2012

Bailamos un tanguito?

Ven, compañero, abrazame y giremos en un ir y venir de firuletes comunicacionales.
Abrazame, sin ahogarme y dancemos con elegancia.
Lleva mi mano y marca el paso, pero no me impidas respirar, quiero seguir tu ritmo compartiendo el movimiento, pero no deseo que me obligues a cumplir tus propios vaivenes, tu voluntad, tu marca.
Hazte a un lado y disfruta sosteniendo mi cuerpo para que pueda girar libremente, mostrar mi estilo, ser libre aún entre tus brazos.
Compartir, de eso se trata.
Pongamos el objetivo en común, por ejemplo disfrutar de esta danza. Utilicemos los recursos a nuestro alcance, como la buena música, mis zapatos de tacón, tu elegancia.
Tracemos nuestro plan de acción, un...dos...tres...cuatro...Yo retrocedo y juntos volvemos a avanzar...
No me ahogues, no me exijas...los dos al mismo tiempo.
Escuchemos lo que cada uno expresa a través del movimiento, luego respondamos a lo escuchado y así dialoguemos...
Que el tango es una conversación entre dos y podemos lograr que sea exitosa.