sábado, 12 de noviembre de 2011

¿Somos curiosos?





Leonardo Da Vinci  ha sido, sin lugar a dudas, uno de los personajes más prestigiosos de la historia. A lo largo de su vida estudió diversas carreras, practicó las artes preferidas y todas sus acciones le proporcionaron realización, honores y gloria.

“Sin duda el humano más curioso que jamás haya vivido. No aceptaría un SI por respuesta” – Kenneth Clark sobre Leonardo Da Vinci

De su intensa productividad rescato hoy los muy conocidos Siete principios, que parecieran expresar la fórmula del éxito, según los valores que Leonardo aplicó en su propia vida.
El primero de los Siete Principios de Da Vinci, es precisamente, la curiosidad por la vida y búsqueda permanente por el aprendizaje continuo.
Y de este tema deseo hablar en esta oportunidad.





La curiosidad es una emoción interna y motivacional que varía en intensidad según los individuos y las situaciones, por supuesto.
Según Beswick (1971), un individuo con un alto grado de curiosidad reacciona intensamente y busca suscitar situaciones excitantes.
Ser curioso facilita el comportamiento exploratorio, nos activa vivamente para resolver las incógnitas, nos estimula provocando una verdadera motivación intrínseca, provocando el entusiasmo por saber, por aprender, por experimentar

¿Qué otra cosa más que la curiosidad nos motiva a abrir un libro, ver una película, viajar a lugares nuevos?

Esa forma positiva de la curiosidad es la base del aprendizaje, es la motivación interna para generar cambios cognitivos, físicos, espirituales.
Las preguntas suelen ser la llave que despierta nuestro entusiasmo por saber más, por descubrir, por desvelar esas incógnitas planteadas, quizás llevando a cada uno a un “estado de curiosidad”, en el cual se enciende la pasión por hallar respuestas, el júbilo por desentrañar enigmas, y como todo en la vida es factible de ser descubierto, pareciera ser nuevo a los ojos del curioso cada hallazgo, cada cambio de situación y este sentimiento gozoso se alimenta a sí mismo, ya que se despierta en el ser humano la sed por descubrir.

Como coaches, verdaderos rastreadores, tenemos la oportunidad de acompañar a nuestros coachees a través de las preguntas a despertar la curiosidad por conocerse a sí mismo, por explorar sus metas de vida, rastrear sus creencias ocultas y por buscar su futuro.
Lograr que cada día tengan más curiosidad por la vida y una búsqueda permanente por el aprendizaje continuo, hará de cada uno de ellos un verdadero Da Vinci.


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