"Yo sólo tengo tres cosas para enseñar: Simplicidad, paciencia y compasión.
Son tus tres grandes tesoros" Lao Tzu
Esta interesante invitación de Lao Tzu a valorar como verdaderos tesoros estas tres propuestas me lleva a la reflexión, al "darme cuenta", me invita a analizar qué usos y aplicaciones poseen, en esta sociedad moderna, confusa, inquieta en la que estamos viviendo.
Pareciera que la simplicidad es una utopía, si el mundo mismo es tan complejo, el caos en el que estamos inmersos frecuentemente nos impide ser simples. Una sociedad plasmada en el egoísmo, en la auto satisfacción, nos obliga por lo común a complejas negociaciones incluso con nosotros mismos.
Quizás el desafío sea la simplicidad, precisamente, volver a la raíz, a las cosas simples de la vida y cuidarlas como a verdaderos tesoros.
¿Permitirme el amor, la emoción, el libre fluir de los sentimientos?
¿Es acaso demasiado simple sentir antes que analizar?
Buscar los valores profundos, el cuidado del medio ambiente y la buena y simple relación con nuestro prójimo es la pura simplicidad de vivir aquí y ahora.
El mantenernos alejados de esta complicación de lo urgente, superar la necesidad del éxito material y profesional, requiere de nuestra paciencia, de la capacidad de contemplación, del saber esperar en la convicción que el viaje es más importante que el destino final y vale la pena disfrutarlo.
La paciencia, que pareciera ser un atributo muy oriental, nos alivia del stress, la ansiedad, la depresión, nos evita el uso de psico fármacos para los males anteriores y tantos otros trastornos que padecemos por no disfrutar del tesoro de la paciencia.
¿Adónde nos lleva la prisa? ¿Llegaremos antes al final?
¿Qué valor podemos asignar a la paciencia en esta sociedad actual, complicada, estresada, en la que estamos viviendo?
El tercer y último tesoro es para mí el más importante, la compasión considerada como una virtud entre iguales y no como una mirada caritativa, dadivosa y superior hacia el otro. No es sinónimo de pena, tampoco es desde la arrogancia que se debe sentir y practicar. Se trata de ser más que empático o simpático, nos lleva a comprender y abarcar al otro ser humano. No competir sino recibir al otro, fraternalmente y evitar su sufrimiento.
¿Es el principio de ésto la auto compasión? ¿Podemos abrirnos a nosotros mismos, perdonar nuestros errores y evitar el sufrimiento que ellos nos ocasionan? ¿Es que la compasión está asociada al perdón y por lo tanto comienza por nosotros mismos?
Tres invalorables joyas, la simplicidad, la paciencia y la compasión que suelen aparecer devaluados por la prisa, el egoísmo y las complicaciones de la vida diaria. Ya es el tiempo de lucir estos tesoros.