"Somos cerebros con patas". Con esta frase en apariencia simple pero profunda porque permite darle dimensión al rol de cerebro en la vida de todos nosotros y lo poco que aún se sabe de él, rompió el hielo el neurocientífico argentino, Facundo Manes fundador y director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) en una clase magistral donde vinculó la obra de William Shakespeare con las neurociencias.
Así como Shakespeare a través de sus diferentes obras pone a las emociones del hombre frente al espejo, las neurociencias ponen al cerebro frente al espejo. Para terminar de conectar ambos mundos, aparece la emoción como pieza clave en el funcionamiento del cerebro, en particular el de la memoria.
"Nosotros olvidamos casi todo y sin duda la emoción facilita recordar momentos claves de nuestra vida, lo que se conoce como memoria episódica. La memoria requiere una energía especial del cerebro y el olvido también. Es decir que para los hombres poder olvidar es tan importante como recordar. Somos básicamente seres emocionales", agrega Manes.
"Todas las emociones que se generan en el cerebro como la ira, depresión, ansiedad tienen una víctima principal: el corazón. Allí repercuten todas estas emociones".
También Manes se refirió al amor, tópico tan presente en las obras de Shakespeare y sobre todo en la icónica "Romeo y Julieta": "Para las neurociencias y la neurobiología el amor activa las áreas del cerebro vinculadas con la recompensa y "apaga" las zonas que tienen que ver con el juicio. Por eso el amor y la locura, no están tan lejos".
Resumen basado en el artículo de Daniela Blanco en Infobae
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