Se desgranan, cual notas de una melodía estampas infantiles, se suceden las unas a las otras y allí permanecemos. Quietos. Ensimismados. Absortos en la propia imagen multiplicada a lo largo de instantes que se suceden como en una galería infinita.
Nuevamente niños, esos que nos habitan y reclaman y más adelante se transforman en promesas de adultos.Mientras giran las remembranzas aparecen antiguas escenas.
¿Te acuerdas? |
Así son los recuerdos, instantes ya existidos que permanecen vivos y tantas veces como asoman a nuestra memoria, nos contagian su andanza en tiempo presente, están acá, nuevamente.
Será esa la razón que nos impulsa a revivir nuestra historia, a palpitarla cada vez. Disfrutar de decirle al amigo..-.¿Te acuerdas de ...? como en un rito repetido que mueve las estampas, dotándolas de vida nueva e impregnando el alma.
¿Cuántas veces mirando fotos viejas, recordando el pasado reiniciamos el rito?
Pareciera que no comprendemos el valor de los momentos hasta que se han convertido en recuerdos.
Disfrutar de revivir lo ya vivido es bellísimo, sin dudas, y más bello aún es el vivir cada instante intensamente, dimensionando su valor.
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