¿Cuál es la diferencia entonces?
Según Liz Wiseman y Greg Mckeown en su libro: "Multiplicadores- Cómo potenciar la inteligencia de tu equipo", existen cinco diferencias vitales, que transforman a los líderes en multiplicadores y ellas son:
- Atraer y optimizar el talento. Logrando extraer de los talentoso la mayor contribución. En cambio los minimizadores acaparan los recursos e infrautilizan el talento.
¿Qué emoción intrínseca motiva al minimizador para acaparar, no delegar, no compartir? ¿Puede ser la inseguridad en sus propias capacidades? ¿El miedo a perder el poder?
- Crear la intensidad que requiere el mejor trabajo mental. Generan un ambiente intenso y espacio generoso para llevar a cabo su trabajo de la mejor manera. En cambio los minimizadores generan un ambiente tenso que suprime el razonamiento y la capacidad de la gente
- Extender los retos. Definen una oportunidad que le permite a la gente crecer, en cambio los minimizadores dan directrices que demuestran lo mucho que saben.
El minimizador es un sabelotodo. El multiplicador es un retador. ¿Qué emoción genera en su equipo cada uno de ellos? ¿Es motivador un sabelotodo?
- Debatir las decisiones. Someten las decisiones importantes a un riguroso debate, mientras que los minimizadores toman decisiones abruptas y centralizadas que confunden a la organización.
¿Nos hace sentir involucrados el acatar decisiones tomadas? ¿El famoso engagement se puede producir? ¿Qué lugar ocupa la inteligencia en este caso?
- Inculcan la propiedad y la responsabilidad. Reconoce los resultados de los otros e invierte en su éxito, favoreciendo su marca profesional. Los minimizadores obtienen resultados pero no involucración del equipo.
Los minimizadores son micro directores. Los multiplicadores son inversionistas.
El engagement, la responsabilidad, el dominio del know how se logran invirtiendo, ese es el verdadero ROI del liderazgo multiplicador: gente comprometida, con profundo conocimiento de la tarea y responsables del proyecto empresarial