¿Y si hablamos de motivación?

La motivación es aquello que nos inspira para realizar acciones más allá de límites puntuales. La ilusión por el logro nos lleva a poner todo el esfuerzo con mentalidad positiva.

Una plantilla motivada se transforma en un verdadero equipo de alto rendimiento. Es cierto que la motivación de cada individuo es propia, la misión de la empresa es establecer medidas que apoyen esas motivaciones intrínsecas de sus trabajadores.

Un buen líder debe captar esos móviles internos y procurar su satisfacción. En líneas generales sabemos que hay medidas que resultan motivadoras por sí mismas, tales como el reconocimiento a sus méritos, autonomía, feedback, canales para una comunicación abierta, liderazgo inclusivo, conciliación vida personal y laboral.

Resumiendo: la motivación, ese impulso vital que lleva a una persona a logros extraordinarios, se desarrolla en un ambiente saludable, en una empresa que cuida a sus trabajadores. La motivación es el resultado final de una buena labor de liderazgo.

Ser una empresa sana y saludable comienza por incentivar la motivación extrínseca de sus empleados

Presentismo versus empresa sana

El presentismo es un nuevo problema que viven las empresas en la actualidad y a pesar de “sonar” como la antítesis del absentismo, se trata de un nuevo fenómeno. Las ideas de directivos a la antigua usanza y la crisis por falta de empleo han desencadenado esta realidad.

El mundo avanza a gran velocidad y el concepto de “cumplimiento” laboral no es ajeno a ello, hoy coexisten ya los knowmads, el trabajo por proyectos y otras formas de organización que se ven acompañadas por las herramientas digitales, lo que permite el tele trabajo, las redes y diversas formas de cumplir los objetivos sin necesidad de permanecer más cantidad de horas en la empresa o lo que es peor, de asistir aún estando enfermos.

El miedo a perder el trabajo y la baja motivación pueden producir empleados aburridos, permaneciendo sobre su silla, sin producir nada o personas enfermas, que tampoco producen y además contagian a sus compañeros.

El talento desmotivado o bloqueado por el miedo, buscará inexorablemente nuevos espacios para desarrollar su potencial. Transformarse en una empresa // embajada de talentos, conlleva crear espacios saludables, con trabajadores motivados, donde se respete la conciliación de la vida personal y la profesional. 

El talento se enamora de la “empresa sana”, la que cuida la salud y el bienestar de sus trabajadores.

La empresa sana enamora al talento

Actualmente, con los Millenials formando parte activa del trabajo, las condiciones laborales necesarias para seducir el talento han cambiado, respondiendo a las características de estos jóvenes. Ellos  piden más flexibilidad horaria, respeto por las condiciones de vida saludable y en sus cambios de vida, y las empresas que no llevan a cabo acciones de bienestar están perdiendo talento, no logran atraer empleados o mantenerlos comprometidos.
Hoy para lograr que los sobresalientes sean quienes se queden en la empresa, y se transformen en los mejores embajadores de la marca, es necesario ofrecerles condiciones verdaderamente saludables.
Ir mucho más allá de una cesta de fruta fresca en la oficina, hoy se necesita  una nutricionista que enseñe hábitos sanos; un entrenador personal que dirija la evolución física; un coach que acompañe en la búsqueda de equilibrio, superación del estrés, evitando la depresión y/o la ansiedad.

La preocupación por sus familiares ocupa el primer lugar en la lista de sus intereses y es importante que la empresa apoye a cada trabajador con programas que tomen en cuenta este tema, como la atención de sus mayores o de las mujeres embarazadas y la prevención de la salud en general. Por último sabemos que lo más eficiente para obtener bienestar es la solidaridad, aquella empresa que aplique medidas de Responsabilidad Social Corporativa involucrando a su gente en el trabajo por el bien común serán las que posean mayores posibilidades de enamorar al talento.